Yo
soy una niña de contextura delgada, pero no por eso menos fuerte. Mi estatura
es la normal a la de una chica de 13 años. Tengo el pelo largo, castaño y liso
que siempre vuela al viento y cae suavemente hasta el final de mi espalda.
Mi
rostro está siempre iluminado por dos grandes ojos cafés, juguetones y
observadores.
Mi
nariz es pequeña y levantada como un jet. Mi boca es generosa al momento de
hablar y cautelosa al momento de callar, mis labios prefieren sonreír.
Mi
rostro también incluye un par de orejas. Que son más bien pequeñas, pero que
gozan con la música y parecen expandirse con los acordes del violín.
El
color de mi piel es mate y es el complemento ideal para mi pelo y mis ojos.
Un
cuerpo armonioso cuelga de mi delgado cuello: dos largos brazos fibrosos
producto del ejercicio diario. Quizás mi lado más sobresaliente son mis largas y
atléticas piernas, con ellas he corrido distancias gigantescas en busca de medallas
y sueños; no me imagina mi vida sin ellas. Mis pies también han crecido y son
muy inquietos pues caminan todo el día y más de un tropiezo me han proporcionado.
Sobre
mi carácter puedo decir que reconozco ser perfeccionista, no me gusta la
mediocridad, soy autoexigente y aún así creo no perder mi humildad y ni mi
condición de ser humano; disfruto de mis logros y aprendo de mis fracasos;
valoro la verdadera amistad y al amor sincero de mis de mis seres queridos.
Camila Reyes Navarro
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